Comentarios sobre lo femenino y masculino.
Lo que me confían más a menudo es que las ofende el deseo carnal de los hombres. Lo consideran brutal, indecente y abusivo. Creo que me lo cuentan para descargar un poco sus propios deseos carnales, indecentes y abusivos como si se confesaran con un sacerdote. Yo las escucho y ellas parecen aliviadas. Si les dijera que pienso un poco al estilo de Francesco Alberoni, tal vez se molestarían, pues muchas de esas quejas son pornográficas en sentido femenino, o sea, que se inventan sentimientos que están por encima de las posibilidades de sus inventoras para despreciar a los hombres que están dentro de sus posibilidades, tal vez para que los hombres se den cuenta de que valen mucho más de lo que ellos piensan. El asunto es que creen que los hombres solamente piensan en apoderarse de sus cuerpos y que no se interesan en nada más. En eso hay mucha inseguridad debida a factores culturales, y también, a experiencias desagradables. En todo caso, hay falta de información, no solamente de las mujeres, sino también de los hombres. Ciertamente, la delicadeza femenina es algo que necesita un trato fino y amable, pero la fuerza vital de la mujer es algo que no hay que olvidar. Prácticamente cualquier frágil damita que sepa manejar su femineidad puede neutralizar la vitalidad de un hombre poderoso si se lo propone.
El problema se encuentra en la falta de educación, y esa educación, en su mayor parte, debe ser dada por las mujeres a sus hijos, sin falsearla con informaciones de novelas color de rosa donde aparecen hombres poderosos despreciados por mujeres
corrientes, y también, por imágenes y cuentos que presentan a las mujeres como objetos de placer reproducidos en serie, y hacen ignorar a los hombres las maravillas naturales que se encuentran frente a ellos. La pornografía, masculina o femenina, corrompe la realidad y hace parecer morboso al erotismo, que es un medio natural de comunicación profunda a través de interacciones químicas, psíquicas, intelectuales y místicas, que pueden dar altas realizaciones a la conciencia humana, y en la mayoría de los casos, solamente se desbordan instintivamente y empantanan las relaciones humanas, como el agua que rebasa sus cauces y ahoga los cultivos y les impide florecer y fructificar.
S. A. José Marcelli Noli
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